Un interesante artículo de Guillermo Gortázar en el diario digital "El Español", titulado "No es el congreso del PP, sino el del aparato del PP", en el que cuenta su experiencia como candidato a compromisario para el próximo congreso nacional del partido, me ha empujado a contar la mía, porque se parecen como una gota de agua a otra.
Esta descripciòn que a continuaciòn pueden leer la envié ya hace unos días a varios afiliados, al presidente de mi partido en Cuenca, a dirigentes regionales, así como a Luisa Fernanda Rudí, presidenta del comité organizador del citado congreso.
Ahí va pues el relato, meramente descriptivo y sin apenas valoración alguna:
Esta descripciòn que a continuaciòn pueden leer la envié ya hace unos días a varios afiliados, al presidente de mi partido en Cuenca, a dirigentes regionales, así como a Luisa Fernanda Rudí, presidenta del comité organizador del citado congreso.
Ahí va pues el relato, meramente descriptivo y sin apenas valoración alguna:
ASÍ
FUE EL PROCESO DE ELECCIÓN DE COMPROMISARIOS DEL PP EN CUENCA
Hace
unas semanas los afiliados del PP de Cuenca recibimos una carta en las que se
nos informaba de que nuestro partido había convocado el Congreso Nacional para
el próximo mes de febrero. En la misiva
se indicaba que aquél que quisiese participar como compromisario en el citado
congreso, debía “ponerse en contacto” con la sede provincial antes del día 16
de diciembre a las 14h y entregar un formulario relleno que aparecía en el
dorso de la carta. En ese texto se aclaraba que en caso de que hubiera más candidatos
que plazas de compromisarios, se procedería a votar el día 19, desde las 17 a
las 19:30.
Tal
como he hecho en ocasiones anteriores envié un correo electrónico a la
dirección del partido en Cuenca en el que adjuntaba mi solicitud para ser
compromisario. Nadie me contestó nunca a ese correo para indicarme si mi
solicitud había sido admitida o no.
El
viernes 16 de diciembre, como dije antes, acababa el plazo de presentación de
candidaturas a las 14 horas. A las 21:04 del mismo viernes recibí una llamada
de la gerente del partido, en la que me indicaba que habría elecciones en
Cuenca el lunes siguiente, día 19 de
diciembre, entre las 17 y las 19:30.
En
ese momento, y en una rápida reflexión, dada la escasa información que tenía-
¿Cómo se articulaba la votación?; ¿Quién eran los compañeros que se presentaban
a la misma?- y lo extraño de esa llamada un viernes a las 21 horas de la noche,
pensé en retirarme del proceso. Sin embargo decidí no hacerlo con el objetivo
de comprobar de primera mano la salud democrática del mismo.
Llegó
el sábado y ninguna información se me hizo llegar.. Yo no tenía acceso a los
censos de afilados – era sábado y la sede hasta el lunes permanecería cerrada-;
desconocía la forma de votación; no sabía quién formaría la mesa electoral y
cómo se habría elegido, etc. Con esa
situación así, el sábado envío un mensaje a la gerente del partido – hay que
decir que ha sido tremendamente amable conmigo- a las 12:30 con la siguiente
pregunta: “¿Cuándo sabremos quiénes nos hemos presentado?” La respuesta me
llega por un mensaje de la gerente a las 15.25 del domingo día 18 de diciembre,
o sea, casi 27 horas después.
A
todo esto, llegó el lunes y los afiliados del PP de Cuenca desconocían si había
habido, o no, más candidatos que plazas de compromisarios, y si, por tanto,
tendrían la posibilidad de acudir a votar o no.
A
las 12.25 del mismo día de la votación, a cuatro horas y treinta y cinco
minutos del inicio de la votación,
recibirían los afiliados un sms desde la sede del partido, indicando que
se votaría, desde las 17 a las 19:30. A las 12:45 recibirían un correo con la misma
información del sms.
A
las 16:13 del lunes remití un correo a la atención del presidente provincial en
el que pedía información acerca del método de elección de la mesa electoral,
que es quien dirige el momento de la votación y del escrutinio, y del órgano que había nombrado a los miembros
de la mesa. Por el momento no he recibido contestación al respecto.
Creo
que la simple descripción de los hechos evidencia que el proceso de elección de
compromisarios es tan deficiente que no garantiza el mínimo aspecto democrático
del mismo.
¿Cómo
se garantiza que todos los candidatos se han inscrito en tiempo y forma la
fórmula de “ponerse en contacto con la sede”? ¿Por qué no se nos ha facilitado
un listado de afiliados? ¿Lo han podido tener algunos candidatos y otros no?
¿Por qué no se comunicó a los afilados que habría votación hasta el lunes a las
12:25, cuando el viernes a las 14h ya se tenía constancia de que habría que votar?
¿Por qué se me avisa a mí, personalmente, a las 21 horas y no poco después de
las 14 horas, cuando terminó el plazo de presentación de candidaturas? ¿Cómo
podría yo haberme puesto en contacto con afiliados para pedirles el voto, sin
censos, y con el aviso un viernes a las 21 horas de la noche? ¿Cómo se ha elegido la mesa electoral? ¿Quién
la ha elegido?
Evidentemente,
al ver cómo estaba articulado el proceso, voté y ni siquiera permanecí a
observar el escrutinio. No merecía la pena. El resultado estaba escrito en las
estrellas.
Probablemente
alguien, utilizando la “falacia ad hominem”, saldrá a decir que cuento estas
cosas porque no he conseguido ser compromisario. No gastaré tiempo en responder
a esto. Aunque así fuera, los hechos seguirían siendo los mismos y el proceso
seguiría siendo igual de irregular que si esa no fuera la razón de hacer
público este relato.
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