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LA "AMIGA" QUINTANILLA

Carmen Quintanilla es una experimentada diputada popular por la provincia de Ciudad Real. Su señoría ha saltado a la fama por una "amistosa" conversación con Tomás Medina, el presidente de la Junta Local del PP de Puebla del Príncipe, un pequeño pueblo de Ciudad Real. Hay que señalar que Medina pretende disputar la presidencia del PP de Castilla-La Mancha a María Dolores Cospedal.
 La diputada en su amigable conversación, llama a su amigo "perrillo ladrador" y le sugiere tiernamente que un "oso" se lo comerá. Además, como muestra del gran cariño que parecía profesarle, le espetó pacificamente que estaba "cavando su propia tumba", eso sí, en el PP, claro. 
La susodicha parlamentaria castellano-manchega alegó - supongo que en su defensa- que era una conversación entre amigos y que ahora "sentía traicionada su lealtad".
Me parece interesante analizar las expresiones que utiliza la diputada para intentar atisbar qué hay detrás de esa conversación.
Marina Fernández Lagunilla afirma en "La lengua en la comunicación política I: El discurso del poder", que "la palabra en política es acción". Hemos de examinar, pues, las palabras que usa Quintanilla para poder comprender qué acciones pretende. 
La metáfora, recurso muy utilizado en la comunicación política, es, según la citada Lagunilla, "una estrategia de indirecta verbal que permite hablar al político de cuestiones delicadas, al tiempo que le dota de una cierta inmunidad comunicativa". 
Siendo esto así: ¿Qué acción buscaba Quintanilla al usar esas palabras y no otras? ¿Buscaba inmunidad con el uso de las metáforas?
La primera comparación que utiliza la tantas veces citada diputada es la de "cavar su propia tumba". Esa resonancia de la muerte, del final de la vida (política) pretende, es evidente, asustar a Medina. De no ser así, la "amiga" de Medina podría haberle dicho simplemente que iba a tener dificultades para continuar en política. Eso hubiera sido también una coacción, un intento antidemocrático de limitar la participación de un afiliado en un proceso congresual, pero hubiera disminuido la carga semántica de oscuridad y miedo que esa metáfora aporta. 
Otra metáfora es la del "perrillo ladrador" y el oso que se lo va a comer. Todos conocemos el dicho popular de "perro ladrador, poco mordedor". A ese dicho, Quintanilla une el "illo" que es, como todos sabemos un sufijo disminutivo y despectivo. ¿Un amigo usa ese sufijo despectivo y usa esa expresión en una conversación de amistad leal? 
Y otra vez el uso del miedo con la figura del oso:  Un animal grande, poderoso y temible contra un "perrillo"
Aparte de que me produce tristeza y vergüenza que una diputada de mi partido entienda la confrontación democrática interna como un drama -muerte y tumba- en la que hay un "oso" - ¿Quién es ese oso? que se come a un "perrillo"; queda claro que la diputada pretende coaccionar y asustar, como el oso asustaría a un perrillo, a su "amigo" Tomás Medina. 
Creo haber mostrado, aunque mínimamente, lo que puede haber detrás de las  palabras de Quintanilla hacia Medina. Parece evidente que el uso de esas metáforas pretende amedrentar al afiliado popular con la táctica del uso del miedo. Intenta también, sabiendo que su actuación es profundamente antidemocrática, lograr esa inmunidad comunicativa. 
No conozco personalmente a ninguno de los dos, pero queda claro que Medina debe escoger mucho mejor sus amistades. 

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