El confinamiento por el dichoso virus me permitió,
el pasado jueves, pasarme- eso sí, digitalmente hablando- por el salón de
plenos municipal, para seguir la sesión de pleno que se celebraba.
Recordé tantos días, tantas horas allí pasadas:
mociones, decretos, exposiciones, preguntas, tensión, etc. Nada nuevo bajo el
sol.
Sin embargo sí que hubo algo que me dejó
absolutamente perplejo y me obligó a reflexionar. Creo que no se le ha dado la
suficiente importancia, quizá porque no tiene que ver con un servicio público,
ni con una infraestructura, ni siquiera con presupuestos de más o de menos. Lo
que me dejó estupefacto fue algo que tiene que ver con la democracia.
El grupo municipal popular presentó una acertada
iniciativa, en forma de moción, cuyo objetivo no era otro que la comparecencia
ante el pleno del concejal del equipo de gobierno, Isidoro Gómez Cavero. Las
solicitudes de comparecencia nunca se han discutido y se han aprobado
unánimemente en el pleno. Rendir cuentas es una obligación inherente a la
condición de cargo público y así la hemos asumido siempre.
Mi sorpresa se produjo cuando el propio Isidoro
Gómez Cavero defendía en el pleno su negativa a comparecer. Adujo, bastante
enfadado, que él rendiría cuentas ante quienes le votaron pero no ante el
pleno. Y lo peor de todo es que sus compañeros socialistas, secundaron tan
peregrino y antidemocrático argumento. Claro que él responderá, como todos,
ante sus votantes. Pero eso será en su momento, cuando dentro de tres años haya
que volver a votar. ¿Y hasta entonces, nada?
¿Cómo puede un edil negarse a rendir cuentas ante
los legítimos representantes de los conquenses?
Hay quien dijo que como Gómez Cavero no ostenta
delegación alguna, no tiene por qué comparecer. Sin embargo, esto no se
sostiene: el alcalde tampoco tiene una delegación concreta, y claro que
comparece, por ejemplo, en el Debate sobre el Estado de la Ciudad.
Isidoro Gómez Cavero se sienta – al parecer bastante poco- en la Junta de Gobierno municipal y es, por tanto, un miembro del equipo de gobierno, lo quiera o no. Y eso, solo eso, ya es motivo suficiente para su comparecencia.
El acuerdo de gobierno entre socialistas y
unionistas señala en su segundo párrafo que ambos partidos quieren un gobierno
“sustentado en la transparencia, la gestión eficaz y eficiente de los recursos
municipales, la participación real de los ciudadanos en la vida pública…”.
Mal servicio hace el líder de los “Unionistas” a la
transparencia y a la participación, obstaculizando, él mismo, su rendición de
cuentas ante el pleno.
Gómez Cavero es, de facto, una especie de
vicealcalde, y los conquenses tenemos derecho a saber qué tareas realiza en el
desempeño de esa función. Nos debe informar de cuántos contactos, reuniones,
cartas, iniciativas, etc, ha desplegado, está desarrollando y tiene pensado
ejecutar para cumplir con los objetivos de legislatura, plasmados en el acuerdo
que cite anteriormente. También debemos saber qué otras iniciativas, distintas
de las plasmadas en el acuerdo, está realizando. En definitiva, hemos de estar
informados de cuál es su trabajo y cuáles los frutos, si es que los hay; Hemos
de conocer qué problemas está encontrando, y si son o no salvables, para
cumplir con su cometido.
Negarse a comparecer es un error antidemocrático que
Gómez Cavero no debería haber cometido. Esa actuación yo la hubiera esperado de
Dolz, como émulo párvulo de los jefes del gobierno social-comunista que
sufrimos en España, pero no de alguien que venía a la política a cambiar las cosas.
Creo que el “vicealcalde” debería reflexionar,
rectificar y pedir él mismo la comparecencia. Sería bueno para él y para
nuestra pequeña democracia municipal.