En los próximos meses, tanto el PP como el PSOE encararán sus procesos congresuales tanto a nivel nacional, como regional y provincial. Los congresos de los partidos son tiempos importantes donde, además de elegir a las direcciones de las organizaciones, se debate sobre ideas y programas con las que el respectivo partido pretende conseguir la confianza de los ciudadanos.
Mi reflexión va dirigida, evidentemente, hacia mi partido, del que soy coordinador de organización provincial, pero podría ser válida para cualquier otro.
Todos sabemos que los ciudadanos están cada día más alejados de los políticos y la política, y que los políticos hemos pasado a ser uno de los principales problemas más que portadores de soluciones. Esta situación es letal para la democracia y todos hemos poner de nuestra parte para solucionarla.
Un buen momento para empezar a poner remedios es el periodo congresual de los partidos. Es ahí donde se deben empezar a tender puentes que hagan que los ciudadanos recuperen la confianza en la política.
Para ello, los partidos no pueden continuar como hasta ahora. Ya no valen las estructuras verticales y puramente jerárquicas que eran las propias de una sociedad industrial.
La revolución tecnológica, Internet y las redes sociales han cambiado de tal manera las formas de concebir el mundo que esa transformación no puede resultar ajena a los partidos. No puede ser que el mundo se haya digitalizado y los partidos sigan funcionando analógicamente. Es incomprensible que mientras todo esta poblado por redes, nuestras organizaciones políticas sigan funcionando con un mando vertical.
Los ciudadanos reclaman participación, verdadera participación. No es suficiente con llamarles cada tres o cuatro años para que directamente o mediante delegados, elijan tanto a las personas que vayan a copar los puestos de responsabilidad, como las ponencias que marquen las líneas maestras programáticas del partido. Los ciudadanos reclaman intervenir en el día a día, participar activamente, interpelar constantemente tanto a los cargos orgánicos como a los institucionales. El ejemplo se puede tomar de la forma como se actúa en las redes sociales: se pregunta, se esperan respuestas rápidas; se acusa y se alaba; se investiga y se vigila. Estamos en un tiempo de “Política vigilada”, en palabras del asesor de comunicación Antoni Gutiérrez-Rubí.
Si los afiliados y simpatizantes no pueden vivir el día a día, si no pueden proponer, rechazar, controlar o aprobar, nada querrán saber de estructuras anquilosadas que para nada sirven.
Coincido con Rubí en que hace falta que los militantes y simpatizantes se transformen en activistas; es necesario más que casas, causas, más que sedes físicas, ilusiones compartidas; hay que pensar en forma de red, más que de manera vertical o piramidal; necesitamos ideas más que consignas; y es urgente que las personas que se acerquen al partido puedan vivir experiencias ricas, vitales, hay que hacer de la militancia una fiesta.
Y no hace falta esperar a que este modelo se implante desde la organización nacional del partido, se puede empezar desde aquí, desde Cuenca. Podemos empezar a aplicar prácticas que sirvan para transformar fuertemente nuestro partido. Es incluso más fácil hacerlo a nivel local y provincial que a nivel regional y nacional.
Los congresos llegan y todos tenemos que estar disponibles para impulsar el cambio, para que la política gane credibilidad y confianza, para que nuestros partidos se conviertan es estructuras útiles para la sociedad. Yo desde luego, lo estoy.
Como casi siempre, completamente de acuerdo.
ResponderEliminarSe han terminado los tiempos en que se da un mandato para determinado tiempo y hagan de "su capa un sayo".
Gran, gran entrada D. Pedro.
ResponderEliminar?Le ha enviado usted este enlace a sus jefes de Madrid?, !les irisa bien?.
Un saludo.
Julio
Gracias a todos por vuestros comentarios. Y gracias especiales a ti, Antoni, y al tu libro "Política vigilada" que me está siendo de gran utilidad.
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