De repente todo el mundo se ha lanzado a debatir sobre el futuro de las diputaciones provinciales como si no hubiera temas mucho más urgentes. Parece que la economía de este país depende de la supervivencia, o no, de la institución provincial.
Es verdad que es urgente reformar las administraciones y adelgazarlas porque tal como existen en la actualidad no es posible su mantenimiento. Y también es cierto que sería aconsejable un gran pacto entre los dos grandes partidos, al menos, que dé consistencia a esa necesaria reforma. Hay que distribuir competencias con claridad y hay que eliminar organismos innecesarios. Y hay que acabar con esos organismos públicos y semipúblicos cuyo único objetivo es evitar la Ley de Contratos de las Administraciones Públicas y que no buscan, en realidad, ni la eficacia ni la eficiencia. Y hay que repensar si el Senado, en su actual configuración tiene sentido. Y conviene reflexionar sobre la fusión de ayuntamientos. Evidentemente, en todo eso se ha de trabajar, pero no me cabe la menor duda de que todo este debate es un señuelo que ha lanzado Rubalcaba para que no se hable de otra cosa. Mientras discutimos si eliminamos o reformamos las diputaciones, no hablamos de los cinco millones de parados, a los que todo esto no les importa lo más mínimo, ya que ellos lo único que quieren es trabajar; si centramos nuestras fuerzas en hablar sobre qué debe o no debe hacer la institución provincial, no recordamos el vergonzoso pasado del candidato Rubalcaba; como el debate público esta centrado en diputaciones con cargos públicos o entes de gestión, no tenemos tiempo en recordarle a los españoles que los socialistas han llevado, otra vez, este país a la ruina y que ahora ha de llegar el PP, como antes, a sacarlo adelante.
En el debate público quien enmarca gana, quien pone los temas encima de la mesa lleva la delantera y suele quedarse con el trofeo. Por eso conviene no caer en la trampa de Rubalcaba y hablar de lo que le interesa a los ciudadanos: el empleo y la economía. Esto no significa que no haya que trabajar en la reforma de las administraciones que es tremendamente necesaria, pero lo esencial, de cara a la campaña electoral que se avecina, es decirle a los ciudadanos que hay futuro, que se puede salir del hoyo en el que nos han colocado los socialistas y que son los políticas liberales, las políticas del PP, las que pueden recuperar España.
Si Rubalcaba nos señala hacia un lado, haremos bien en mirar hacia otro. Hasta pronto.
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