Es lo peor que un político puede hacer: mentir. A partir de ahora, todo lo que el alcalde de Cuenca diga, habrá que tomarlo poco en serio; desde ahora, cualquier propuesta que nos cuente, no será tenida en cuenta.
Dijo que no iba a subir los impuestos y los ha subido brutalmente. Dijo que no privatizaría el agua y va directo a ello. Dijo, dijo, dijo..
En la legislatura anterior se dedicó a ejecutar una estrategia macabra consistente en ahogar la siempre difícil economía municipal, con el único objetivo de llegar al sillón de la alcaldía. No le importó nunca ni la ciudad ni los ciudadanos. Para cumplir con su objetivo, dilapidó a manos llenas los dineros de la diputación provincial, con la visa oro en la mano. Le puso un lazo a las Casas colgadas; se pagó un regalo de padrino para autopromocionarse con dinero público; regaló subvenciones en los últimos meses para comprar los votos necesarios para ganar las elecciones...y la primera parte de su estrategia le salió bien.
Sin embargo todos sabemos que esa forma de actuar suele pasar factura y el coste para el Sr.Ávila va a ser muy alto. Tiempo al tiempo.
Los que le conociamos ya sabiamos q iba a actuar asi. La pena es lo que nos queda, casi cuatro años para aguantarle y sobre todo de retraso para Cuenca.
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