El próximo domingo los españoles estamos llamados a las urnas para elegir a los diputados y a los senadores que conformarán el Congreso y el Senado del Reino de España. Las elecciones son siempre importantes, pero éstas son trascendentales.
Los españoles no vamos a votar sólo para elegir el gobierno de España, sino para asegurar el futuro de nuestro páis. España está en una situación verdaderamente dramática: nadie confía en nosotros; nadie nos presta dinero; somos un país al borde del abismo, a punto del rescate.
El próximo domingo tenemos la oportunidad de abrir una ventana a la esperanza. Cinco millones de españoles que se encuentran diariamente con la tragedia del desempleo, podrán votar el domingo entre el partido que ya ha demostrado ser capaz de promover la creación de empleo, o al partido que ha dejado a millones de familias sin un solo sueldo que llevar a casa.
En España hemos sufrido al gobierno más incapaz de los últimos tiempos. Un gobierno que ha intentado engañar a los españoles y que ha dedicado esfuerzos y tiempo a la manipulación ideológica y no a resolver los problemas de los ciudadanos.
A partir del próximo lunes, Rajoy, aún antes de ser investido presidente, deberá tomar decisiones muy difíciles para recuperar la confianza en España, requisito indispensable para salir del pozo donde Zapatero y los socialistas nos han metido.
La tarea que el PP tiene por delante es hercúlea: reactivación económica y regeneración democrática y moral. Hace falta una enorme mayoría de apoyo al PP para sustentar el ingente trabajo que el gobierno salido de las urnas tiene por delante.
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